miércoles, 28 de enero de 2015

Reflexión sobre "La voz de los estudiantes"

          Tras reflexionar sobre el vídeo “La voz de los estudiantes”, y sobre los diferentes aspectos que se hablaron en clase acerca de cómo actúa nuestro sistema educativo, he llegado a la siguiente conclusión:

          En el mundo actual, a diario, solemos escuchar a través de la televisión, radio o Internet noticias como: “Un grupo de científicos de la Universidad de Harvard ha descubierto una nueva vacuna para el cáncer” o “En Japón ya se ha inventado el nuevo iPhone 6000”; es decir, cada día, en alguna parte del planeta, se descubre algo nuevo que produce una revolución en el mundo entero, y supone un progreso en la ciencia o en la tecnología. A diferencia de hace unos cincuenta años, actualmente, el mundo cambia y evoluciona muy deprisa, y no se necesita una gran cantidad de tiempo para que esto ocurra. Con esto quiero decir que, la esfera económica, cultural y social, han dado un vuelco respecto hace cincuenta años y, sin embargo, hay algo que ha permanecido intacto: el sistema educativo.
          El sistema educativo actual, surgió en la época de la Revolución Industrial, acorde con las necesidades que el mundo laboral demandaba en aquel momento. Exigía unas personas cualificadas y acostumbradas a realizar la misma tarea una y otra vez, ya que en las fábricas tendrían que trabajar en las cadenas de montaje (en las cuales una misma actividad se repite continuamente). Por este motivo, en las escuelas se enseñaba a los niños mediante la repetición de las lecciones o ejercicios. Este modelo de enseñanza puede que estuviese muy bien para encontrar trabajo en aquella época; el problema es que ha perdurado en la actualidad y ha quedado desfasado en una sociedad movida por la creatividad y la innovación, en lugar de personas prácticas y sumisas.
          De este modo, nuestro sistema educativo actual es anacrónico, es decir, no se adapta a las necesidades del mundo contemporáneo. Ya no vivimos en una sociedad industrial basada en la producción, sino en una sociedad de información, tecnología y ciencia. Por tanto, el primer reto que deberíamos plantearnos todos para comenzar a cambiar la educación, es luchar para modificar esa idea compartida por la mayoría de la sociedad; según la cual se cree que la finalidad de la educación no es más que educar con vistas de que, en un futuro, los niños puedan conseguir un empleo lo mejor remunerado posible. Probablemente, este fin de la educación esté más difundido porque los organismos políticos tienen interés en que así sea. Con esto quiero decir que, si consiguen formar personas sumisas, con carencia de pensamiento crítico y propio, y cuyo objetivo sea tan solo conseguir un buen empleo; ellos se beneficiarán manteniendo su poder y aumentando su nivel económico.
          Asimismo, este pensamiento da lugar, tal y como hemos hablado en clase, a la saturación de las capacidades de los niños. Con la actual crisis y su tremenda repercusión en el mundo laboral, cada vez con mayor frecuencia, los padres apuntan a sus hijos a diversas actividades extraescolares; con la intención de que sean más competentes y tengan mayor facilidad para encontrar trabajo en un futuro. De este modo, el día a día de los niños queda completamente planificado: van a clase hasta las cinco, se toman un batido y un bocadillo, a las seis van a clase de natación hasta las ocho, llegan a casa, hacen sus deberes, cenan y a dormir. Al día siguiente: salen de clase, meriendan, van a clase de refuerzo de matemáticas o clase de alemán y chino, vuelven a casa, hacen sus deberes, cenan y a dormir; y así sucesivamente. De esta forma, provoca en los niños agobio, estrés y desmotivación; como niños que son, necesitan tener tiempo desocupado para salir al parque a jugar libremente, relacionarse con los demás niños, descubrir por sí solos, etc.
          Tal y como he dicho anteriormente, el mundo actual evoluciona muy deprisa, y debemos adaptarnos continuamente a los repentinos cambios. No obstante, nos están educando para un futuro incierto, cuyo pronóstico es variable e impreciso: “Me preparan para un trabajo que no existe”. Por este motivo, el sistema educativo debe actualizarse, adaptarse a los cambios, e incorporar innovaciones en cuanto a técnicas y métodos de enseñanza. Sin embargo, el sistema educativo actual de España, todavía no ha sido capaz de incorporar las innovaciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje como una forma alternativa para mejorar la comprensión, para fomentar el aprendizaje en grupo, para conseguir la participación activa de todo el alumnado, para que cada uno desarrolle la aptitud que más le guste y, sobre todo, para conseguir motivar a los alumnos y el disfrute aprendiendo.
          De este modo, las innovaciones tan solo aparecen en las leyes educativas como parte del currículo oculto del que los alumnos no serán examinados, pero al cual se debe dedicar por ley un tiempo real de las clases. Así, los profesores más tradicionales conciben estas innovaciones como horas perdidas de clase, cuando el tiempo del que disponen para dar todo el contenido es muy limitado, lo que les llevará a tener que pensar alternativas para recuperar esas clases como resumir ellos los apuntes, posponer los exámenes... Por este motivo, muchos docentes prefieren seguir el libro de texto y los métodos tradicionales que son más seguros y cómodos (cierre personal).
          Además, las innovaciones pueden dar lugar al doble currículum, puesto que, dependiendo del profesor, se dará más importancia a los exámenes o a la parte oculta del currículum. Sí es verdad que existen numerosos docentes dispuestos a innovar en los métodos de enseñanza-aprendizaje, con frecuencia suelen ser los que llevan menos años en la profesión; sin embargo muchos otros querrán limitarse simplemente al libro de texto y no complicarse. Todo ello causa en los alumnos  una enorme confusión y en vez de ayudarles, les distrae y dificulta su comprensión. Tampoco se puede caer en el error de que innovar se reduzca a introducir las nuevas tecnologías en el aula (eso es modernidad, no innovación), ya que, desde el punto de vista pedagógico, no producen una innovación si cumplen la misma función que podría cumplir antes un libro. Por ello, no consiste solo en saber manejar un ordenador, sino en pensar una propuesta metodológica donde pueda introducir esa nueva tecnología para que funcione como un instrumento que permita fomentar el análisis crítico de los alumnos a la hora de seleccionar la abundante información que nos ofrece, para crear un blog online en el que cada uno podrá dar sus opiniones o ideas, etc.

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